Durante la Conferencia Sudamericana de Defensa en Santiago de Chile, Richardson expresó su preocupación por la situación democrática en Venezuela, lo que provocó una inmediata reacción de Gil.
Su cinismo es enorme... Sus ridículas amenazas no sirven para motivar a los pequeños grupos violentos y terroristas que, en nuestro país, han fracasado nuevamente
declaró Gil, subrayando la ineficacia de tales declaraciones para alterar la estabilidad interna de Venezuela.
Este intercambio verbal se da en un contexto de creciente inestabilidad y violencia en la región, con Venezuela en el epicentro de una crisis humanitaria que ha desbordado sus fronteras. La crítica de Gil no solo busca desacreditar las declaraciones de Richardson sino también enfatizar la soberanía venezolana frente a lo que considera injerencias externas.
Posterior a las elecciones del 28 de julio, donde el Consejo Nacional Electoral ratificó la victoria de Maduro con un 51.95% de los votos, la oposición ha alegado fraude, presentando cifras que sugieren una victoria para Edmundo González con más del 81% de las actas escrutadas. Estas discrepancias han desencadenado protestas y una ola de detenciones, con al menos 25 muertes reportadas desde el inicio de las manifestaciones.
La comunidad internacional, liderada por Brasil, Colombia y México, con el apoyo de la Unión Europea y Estados Unidos, ha intentado mediar entre el gobierno venezolano y la oposición. Sin embargo, la ratificación de los resultados electorales por el Tribunal Supremo de Justicia 24 días después del evento, ha profundizado la división interna y externa sobre la legitimidad del proceso electoral.
Este enfrentamiento verbal entre Gil y Richardson no solo refleja la tensión política interna de Venezuela sino también las complejas relaciones internacionales que la situación venezolana ha generado. La respuesta de Gil busca reafirmar la posición del gobierno venezolano frente a lo que percibe como una crítica injusta y una amenaza velada a su soberanía.